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Sí, leíste bien. Este no es un posteo rápido. No está pensado para escanear por arriba mientras hacés otra cosa. Si realmente querés terminar tu novela, necesitás algo más que inspiración: necesitás enfoque, compromiso y claridad.

Y eso —novelante— lleva tiempo.

En esta guía vas a encontrar 5 preguntas clave para conectar con tu historia. No son mágicas. No te van a resolver el final de un día para el otro. Pero si te las tomás en serio, si respondés con honestidad, van a ayudarte a ver el corazón de tu novela y a sostenerla hasta el último punto final.

La mayoría de los escritores se estancan no por falta de talento, sino por falta de dirección. Por eso, si estás buscando herramientas para escribir tu novela, avanzar con tu idea y no quedar a la deriva en el proceso de escritura, este desafío es para vos.

Eso sí: vas a tener que frenar el apuro.

Porque escribir una novela no es una carrera. Es un proceso. Y si querés escribir con sentido y terminar lo que empezaste, necesitás asumirlo.

✍ Pregunta 1

Si no tenemos en claro qué historia queremos contar, se vuelve muy difícil estructurarla. Una novela es como un rompecabezas, pero sin una única forma de encastrar las piezas. Todo depende de qué querés decir con tu historia.

Por eso, empecemos por la base: ¿Qué historia querés contar?

Esa respuesta está ligada a tu mirada como autor. Algo te atrajo de esta idea: un personaje, un tema, una emoción. Ese impulso inicial tiene una razón. Descubrirla te va a dar una dirección. Como un sendero en el bosque, te ayuda a no quedarte quieto sin saber por dónde avanzar.

Te comparto un ejemplo personal: cuando escribí Mi Autonomía (hoy parte de No Es Suficiente), todo surgió de una frase de una canción. Algo se encendió en mí y me hizo pensar: ¿Qué tendría que haber vivido un personaje para decir eso? Así nació Iván, el interés amoroso de Mía, la protagonista.

Con esa chispa empezó una historia sobre cómo las relaciones del pasado nos marcan, cómo adoptamos ideas como verdades y cómo a veces el dolor es lo que nos empuja a transformarnos. El corazón de mi historia era el crecimiento personal, la evolución.

Y cuando tenés claro cuál es el corazón de tu historia, todo lo demás se ordena: los diálogos, los conflictos, las escenas. Porque ya sabés hacia dónde estás yendo.

Tu historia también tiene un motor interno. Encontrarlo es lo que va a sostenerte cuando dudes, cuando te estanques, cuando sientas que no sabés si tiene sentido. Porque vas a recordar por qué la estás contando.

Así que hoy te invito a escribir con honestidad:

  • ¿Por qué elegiste esta historia?
  • ¿Qué te mueve de ella?
  • ¿Qué querés que deje en quien la lea?

✍ Pregunta 2

Una vez que entediste qué tipo de historia querés contar, tenés que enfocarte en algo igual de importante: el conflicto central de tu historia.

Imaginá que sos un explorador. Ayer encontraste el camino. Hoy, necesitás una linterna. Esa linterna es el conflicto central: lo que ilumina tu historia y le da dirección.

Y atención a esto: hablo de desarrollar, no de rellenar.

Esa pregunta que aparece cuando no sabés cómo seguir —“¿cómo relleno esta parte?”— es una alerta. No estás para inventar escenas porque sí. Estás para desarrollar un problema que da sentido a todo lo que sucede.

Entonces, ¿Cuál es el conflicto central de tu historia?

Me refiero a ese gran problema que tu protagonista debe enfrentar y que tu lector recordaría si tuviera que resumir tu novela en una frase. Por ejemplo:

  • En Harry Potter, el conflicto central es Voldemort.
  • En Titanic, es el hundimiento del barco.

Eso es lo que atraviesa toda la historia. Es lo que ocupa la mayor parte del desarrollo, lo que genera obstáculos, decisiones y consecuencias.

A veces, el problema es que ese conflicto no está claro o es demasiado simple. Y eso complica crear escenas atractivas o sostener la tensión.

La clave está en definirlo con una frase clara y concreta. Y que esa frase te permita pensar en muchas situaciones posibles para que tu protagonista lo enfrente y evolucione.

Por ejemplo, si tu historia fuera Titanic, no se trata solo del iceberg, sino de todo lo que se desencadena por su aparición: el caos, la lucha por sobrevivir, las decisiones desesperadas.

El romance está, claro, pero ese GRAN PROBLEMA es lo que pone todo en marcha.

Así que hoy te dejo esta consigna:

¿Cuál es el conflicto central de tu historia?

No es una pregunta menor. Es la base sobre la cual vas a construir el resto.

Tomate el tiempo. Escribilo. Que sea claro, potente y desafiante.

Pregunta 3

Ahora vamos a mirar lo que sucede antes del conflicto central. Es decir, el momento previo al gran problema que definiste ayer.

No importa si vas a contar tu historia de forma cronológica o empezando por el conflicto. Podés arrancar con tu protagonista despertando como cualquier día… o directamente en medio del caos. Lo importante es que vos tengas en claro cómo empieza todo.

Entonces, la pregunta de hoy es:

¿Cuál es la situación previa al conflicto y cómo surge ese problema?

Volvamos a Titanic, por ejemplo. Dijimos que el conflicto era el iceberg y el hundimiento. Pero antes de eso, ¿qué ocurre?

Vemos cómo Jack y Rose llegan al barco, cómo viven, cómo se conocen. Todo eso construye el contexto. Y, sobre todo, nos muestra qué está en riesgo cuando el problema aparece.

Conocemos su historia, su vínculo, su mundo. Por eso, cuando el barco choca y sus vidas peligran, nos importa. Queremos que sobrevivan.

Esa parte previa es clave porque conecta emocionalmente al lector con tu protagonista. Muestra qué cosas valiosas están a punto de ser amenazadas. Es lo que genera tensión, empatía y profundidad.

Entonces, aunque elijas arrancar tu novela en medio de la acción, vos tenés que saber muy bien cómo era la vida del personaje antes de ese momento. Porque esa información te permite construir una historia con peso emocional.

Hoy te propongo que escribas esto:

  • ¿Cómo es la vida de tu protagonista antes del conflicto?
  • ¿Qué está en juego para él o ella cuando ese problema aparece?
  • ¿Cómo se desencadena ese conflicto?

Pensalo como si armaras una antesala. No es solo contexto: es el ancla emocional que sostiene el viaje del personaje.

Pregunta 4

Ya definiste el conflicto central y el contexto que lo rodea. Ahora vamos a enfocarnos en quién lo enfrenta: el protagonista.

La gran pregunta de hoy es: ¿Por qué es importante para tu protagonista resolver ese conflicto?

Como lectores, necesitamos entender qué está en juego. No basta con saber cuál es el problema: necesitamos ver por qué le importa al personaje. Porque si no es relevante para él, tampoco lo será para nosotros.

Esa conexión entre el protagonista y el conflicto le da sentido a cada una de sus decisiones.

Por ejemplo: si tu personaje propone hacer un trabajo práctico extra porque no participó en el grupo, el lector necesita entender por qué hace eso. ¿Es perfeccionista? ¿Busca destacar? ¿Teme fallar? ¿Tiene algo que demostrar?

Si no entendemos ese “por qué”, la historia se vuelve confusa o poco emocionante.

Entonces, el trabajo de ahora es que explores qué desea tu protagonista y qué teme perder si ese problema no se resuelve. Eso va a reforzar lo que escribiste ayer, dándole más peso emocional a la historia.

Entonces, hoy te propongo que escribas:

  • ¿Por qué es tan importante para tu protagonista que ese conflicto se resuelva?
  • ¿Qué pasaría si no lo logra?
  • ¿Cómo podés mostrar ese deseo o esa necesidad a través de acciones, detalles, escenas?

Cuando tengas esa respuesta, vas a ver cómo tu historia empieza a cobrar una fuerza emocional mucho más clara.

Pregunta 5

Ahora vamos a poner en práctica lo que descubriste en la pregunta 2: tu conflicto central.

Recordá que cuanto más fuerte sea ese conflicto, más escenas vas a necesitar para resolverlo. No hace falta que sea complejo o épico: lo importante es que sea significativo para tu protagonista y para el tipo de historia que querés contar (como viste en el día 1).

Entonces, la pregunta de hoy es: ¿Qué acciones deberá realizar tu protagonista para resolver ese conflicto?

Pensalo como una lista. Literal. Porque esa lista va a convertirse en escenas, en obstáculos, en momentos que le den ritmo y profundidad a tu historia.

Y así, paso a paso, vas armando el camino narrativo.

No estás “rellenando”. Estás desarrollando.

Cada acción que tu personaje realiza lo acerca (o lo aleja) de su objetivo.

Este ejercicio te permite visualizar ese trayecto lleno de obstáculos que mantiene la historia interesante y coherente. Y si tenés esto claro, la palabra “relleno” desaparece de tu vocabulario. Porque todo tiene un propósito.

Con esto, completamos el desafío.

Ahora tenés:

✅ El tipo de historia que querés contar

✅ El conflicto central

✅ El contexto previo

✅ La motivación del protagonista

✅ Y una lista de acciones que transforman tu idea en escenas concretas

🧡 Me encantaría saber cómo te fue. Tus palabras me ayudan a seguir mejorando como mentora.

Y si este desafío te sirvió, sabé que podés ir mucho más profundo.

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